Historia de la fertilidad: de los ritos antiguos a la ciencia
Publicado el 09/12/2021
¿Sabes que la infertilidad siempre ha sido una preocupación constante desde el origen del hombre, y que durante miles de años pensaban que era una maldición enviada por los dioses contra la mujer? ¿Puedes imaginar que 200 años antes del nacimiento de Louis Brown, la primera niña en el mundo por fecundación in vitro, se realizó la primera inseminación artificial en humanos y fue el inicio de la superación de la infertilidad?
Vamos a realizar un pequeño recorrido desde la antigüedad hasta nuestros días para entender los grandes avances en el conocimiento de la fertilidad.
La fertilidad y el instinto de supervivencia
Desde el inicio de la creación, el concepto de fertilidad está fuertemente relacionado con el deseo del hombre de supervivencia y perpetuidad de la especie y está representado en los mitos y creencias que son similares entre las distintas civilizaciones alrededor del mundo.
La fertilidad siempre ha sido un tema importante en medicina y también en el plano social, ético, político y religioso. En muchas culturas no tener descendencia era considerado como una gran desgracia, de la que únicamente se responsabilizaba a la mujer que era condenada a la soledad y a la exclusión social. Los ritos ancestrales asocian la reproducción a los elementos naturales como son ejemplo las piedras sanadoras, el agua de fuentes, los árboles de fertilidad o la fase lunar. Y a los dioses mediante invocaciones, ofrendas, danzas de fertilidad, amuletos. Muchos rituales se mantienen en la actualidad como son, en nuestra cultura, los de carácter cristiano.
La fertilidad en la Antigüedad
En la Edad de Piedra la preocupación por la fertilidad fue exteriorizada mediante figuras humanas de pequeña talla y sexo femenino con sus atributos agrandados, que conferían cierta magia, de allí su difusión y uso como protectores y promotores de la fecundidad y procreación. Son las conocidas “Venus”, figuritas femeninas que han sido encontradas en diferentes civilizaciones del globo terráqueo.
Los egipcios fueron los precursores en el intento por alcanzar la predicción de los problemas de la fertilidad. El papiro Kahoun se puede considerar el primer escrito sobre ginecología. En su cultura no se consideraba un castigo divino e incluso aceptaban la infertilidad masculina.
En la civilización hebrea, en cambio, la mujer pierde derechos, pues la infertilidad sí se consideraba un castigo divino y como no se reconocía la infertilidad del hombre, recaía toda la culpa en la mujer que si no concebía era repudiada.
En Grecia convivían las prácticas sagradas y profanas en medicina, el cambio vino de la mano de Hipócrates que conocía el problema de la infertilidad y tenía conocimientos basados en los egipcios para diagnosticarla y tratarla.
En las civilizaciones romana y bizantina el papel de los dioses era tan importante como en la época griega, así parece, por ejemplo, que las patricias jóvenes que querían quedarse embarazadas acudían al Templo de Juno.
En el mundo árabe destacó Avicena, (Abu Ali Ibn Sina) eminente médico árabe del siglo X que se inspiró en los conocimientos egipcios para formular varios de sus tratamientos. Para Avicena la infertilidad podía tener un origen masculino o femenino, bien relacionado con una anormalidad de los “espermas” producidos por el hombre o con una anormalidad del tracto genital o problemas psicológicos como la melancolía.
En Mesoamérica, los aztecas usaban el yoloxóchitl, uno de los árboles ornamentales más apreciados en los jardines de Moctezuma, contra la esterilidad femenina.
La medicina medieval se basaba en la griega, tanto en sus conceptos fisiológicos como en los métodos de diagnóstico y tratamiento, esto provocó un estancamiento del conocimiento y del estatus social de la mujer. Los tratamientos sobre la infertilidad estaban más cercanos a los ritos o las costumbres y no fue hasta el Renacimiento cuando hubo un progreso real, cuando se estudia la anatomía de los órganos genitales. Durante los siglos siguientes se incrementan los estudios sobre fertilidad.
Primeros estudios sobre fertilidad y reproducción asistida
En el siglo XVII Harvey, anatomista inglés, presentó una nueva teoría (Teoría embriológica) sobre el desarrollo embrionario humano, a partir del crecimiento y diferenciación del ovocito. Hasta entonces se pensaba que el futuro bebé preexistía como un ser humano preformado diminuto, llamado “homúnculo”(teoría preformista). En este siglo se describe el ovario y el ciclo folicular y, gracias al microscopio, A. van Leeuwenhoek visualiza los espermatozoides, a los que llama animáculos.
En el siglo XVIII se inician experimentos en animales y se describe el proceso de fecundación, el contacto entre el óvulo y el espermatozoide. Curiosamente, a pesar de los avances obtenidos, la infertilidad se sigue atribuyendo a la mujer.
Señalamos un hito importantísimo hacia 1785 en el cual el cirujano escocés John Hunter realiza la primera inseminación con éxito en una pareja, recogiendo semen del hombre en una jeringa caliente e inyectándolo en la vagina de su mujer, resultando en el nacimiento de un niño sano ese mismo año.
John Hunter. Credit: Wellcome Library, London.
Durante los siglos XIX y XX, conocida ya la anatomía y el proceso reproductivo se van realizando grandes avances en medicina y terapéutica. Cabe destacar que en el año 1884 en Filadelfia se produce el primer caso confirmado de inseminación artificial de donante llevada a cabo por William Pancoast.
El desarrollo de la endocrinología en la reproducción durante la primera y segunda década del siglo XX permite el empleo de hormonas gonadotrofinas para realizar estimulaciones e inducciones ováricas. En 1944 se comunica una nueva técnica, la fecundación in vitro. En 1953 se comprueba la capacidad de fertilización de espermatozoides criopreservados en hielo seco.
Otro hecho histórico lo constituye el nacimiento, el 25 de julio de 1978, de Louise Brown, la primera niña en el mundo tras fecundación in vitro y reimplantación embrionaria. En España sería en julio de 1984 con la llegada de Victoria Anna.
Entre las décadas de 1980 y 1990 se iniciaron los programas de fecundación in vitro FIV siguiendo el método clásico, poner en contacto los ovocitos y los espermatozoides en el laboratorio para conseguir embriones y transferirlos al útero. Los ovocitos se conseguían mediante laparoscopia, mientras que hoy día se recuperan mediante ecografía.
A partir de 1990 se aunaron dos ramas científicas, por un lado las técnicas de reproducción asistida y, por otro, la biología molecular, surgiendo el diagnóstico genético preimplantacional para evitar así el nacimiento de niños o niñas con problemas genéticos.
Desde el nuevo siglo se han ido perfeccionando considerablemente las técnicas de cultivo y calidad del embrión y el análisis genético. Hoy día, gracias a las técnicas de trasplante de tejido ovárico y de vitrificación de ovocitos (ovocitos congelados), podemos hablar de la preservación de la fertilidad femenina, tanto si responde a causas médicas (como por ejemplo antes de un tratamiento de radioterapia) como si la finalidad es posponer la maternidad.
La fertilidad ha sido una de las razones del sentido de la pareja y la continuidad de la raza. Las técnicas de reproducción asistida están provocando cambios de actitud de la sociedad respecto a la procreación, respetando la libertad individual y creándose nuevos modelos familiares.