El varicocele y la infertilidad masculina
Publicado el 13/09/2021
Actualizado el 06/05/2022
El varicocele es una dilatación varicosa de las venas del cordón espermático que drenan el flujo sanguíneo del testículo. Esta dilatación, a su vez, provoca que la temperatura aumente en esta área y disminuya la producción y calidad de esperma, lo que puede conducir a una disminución de la fertilidad en el hombre.
Su incidencia es mayor en el lado izquierdo, por razones anatómicas, ya que en este lado la vena desemboca en la vena renal izquierda en ángulo recto, es 10 centímetros más larga y carece de válvulas en un 40%.
Por esta razón, se presenta en el lado izquierdo en un 85%; es bilateral en el 14%, y unilateral derecho solo en el 1%.
¿Existe relación entre varicocele e infertilidad masculina?
Ya en 1880, Bartield relacionó varicocele e infertilidad masculina. La incidencia del varicocele en la población general es de un 10%, pero alcanza un 25% en los varones con seminograma alterado y un 40% en los varones infértiles. Su incidencia en adolescentes es de un 15%. Y suele ser asintomático en el 90% de las ocasiones.
La forma en que el varicocele altera la fertilidad es multifactorial:
- Por un lado, la insuficiencia venosa, que produce la dilatación, provoca reflujo venoso al testículo y esto produce una elevación de la temperatura del escroto de entre uno y dos grados, alterando la formación de los espermatozoides -que necesita una temperatura inferior a los 33 grados para ser eficaz-.
- Por otra parte, el varicocele aumenta el estrés oxidativo, con un incremento de sustancias que alteran la vitalidad y movilidad de los espermatozoides y dañan la integridad de su ADN.
- Además, el enlentecimiento circulatorio provoca hipoxia testicular.
También existe una teoría de la obstrucción, ya que las dilataciones venosas se encuentran junto a los conductos por los que los espermatozoides tienen que salir del testículo.
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¿Cómo se diagnostica un varicocele?
Más del 80% se pueden diagnosticar mediante una simple exploración física, examinando al paciente tumbado y de pie, haciéndole que aumente la presión intraabdominal para que las venas se rellenen.
La ecografía escrotal y la ecografía doppler color son exploraciones complementarias perfectas que confirman el diagnóstico y el grado del varicocele, mediante la medición del número de venas, su diámetro en reposo y su incremento con el esfuerzo.
Existe un tipo de varicocele que no se detecta en la exploración física. Se trata de aquellos que en la ecografía presentan dilataciones menores de tres milímetros con maniobras de presión abdominal. Se piensa que este tipo de varicocele no afecta a la fertilidad.
¿Cómo se trata un varicocele?
El tratamiento se realiza mediante la oclusión de las venas espermáticas. Existen métodos mínimamente invasivos, como la embolización, que es realizada por radiólogos vasculares, pero tiene un 15% de fallos o recidivas.
También se puede ocluir la vena directamente con cirugía abierta a distintos niveles, alto y bajo, a nivel inguinal o subinguinal, con material microquirúrgico. O intentar abordajes laparoscópicos, pero aumentan mucho el tiempo de cirugía, encarecen el tratamiento y no mejoran los resultados.
La técnica con la que se consiguen resultados óptimos, de mejora en los valores seminales, así como la que menor incidencia de recidivas tiene, es el abordaje subinguinal microquirúrgico.
¿Qué mejorías podemos esperar tras una varicocelectomía?
Después del tratamiento del varicocele, se encuentran mejorías en los valores del seminograma superiores al 50% de los casos.
Se producen gestaciones en más del 20% de las parejas.
Y se detiene el deterioro progresivo de la función testicular con aumento de la producción espermática y de los niveles de testosterona.
¿Cuándo debemos tratar un varicocele?
Desde que contamos con técnicas de reproducción asistida altamente eficaces, esta decisión debe de ser individualizada para las parejas, teniendo en cuenta que la eficacia de estos tratamientos puede perfectamente solucionar una infertilidad masculina sin precisar la resolución del varicocele.
Dado que el intervalo entre una varicocelectomía y la mejoría nunca es menor de unos seis meses, hay que valorar el tratamiento en varones cuyas parejas tienen más de 36 años o una baja reserva ovárica; en las que las alteraciones del seminograma están muy evolucionadas, o en aquellas que concurran otras patologías que agraven el factor masculino.
Factores pronósticos favorables:
Para tomar la decisión, que siempre debe de ser individualizada en cada pareja, los especialistas nos ayudamos de la existencia de:
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Niveles hormonales de FSH normales.
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Recuentos de espermatozoides en el seminograma superiores a 5 millones por mililitro.
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Que las alteraciones en la calidad de los espermatozoides en el seminograma no sean graves.
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Tamaño testicular normal.
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Que la duración de la infertilidad no sea muy prolongada.
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Edad de la pareja inferior a 36 años con buena reserva ovárica.
Es decir, la operación debe de ser ofrecida a todas aquellas parejas en las que se espera una clara mejoría con el tratamiento y debe de ser desechada en aquellas parejas en las que el pronóstico no lo aconseje o en las que la demora del tratamiento del varicocele pueda comprometer el resultado final.
Consulta con tu especialista todas tus dudas sobre el varicocele y cuál es la mejor opción de tratamiento en tu caso.