¿Cómo afecta la infertilidad a la sexualidad de la pareja?
Publicado el 13/09/2021
Para muchas parejas, contar con un diagnóstico de infertilidad afecta en su rendimiento sexual. La presión de tener relaciones sexuales planificadas y a pedido, así como la realización de pruebas extensas y constantes, puede provocar que surjan sentimientos de insuficiencia sexual y depresión, debido al vínculo entre la sexualidad y la fertilidad.
¿Cómo afectan los problemas reproductivos en la vivencia de la sexualidad?
Muchas parejas en tratamiento de infertilidad dicen que evitan la intimidad sexual durante los períodos no fértiles. Los hombres y las mujeres pueden perder el placer de la actividad sexual que no es para tener un bebé y pueden evitar el sexo o no preocuparse por tenerlo. Esto puede conducir a una pérdida de afecto en general, y las parejas pueden sentirse tensas o desconectadas.
La función sexual y la función reproductiva
La función sexual es una combinación de expresiones físicas, emocionales y sociales que permite a los individuos reproducirse, acercarse y disfrutarse uno a otro. El contacto íntimo y la actividad sexual son influenciados por factores psicosociales como las creencias religiosas, las emociones, y una multitud de factores fisiológicos como las hormonas, la anatomía y los cuerpos. A través del sexo comunicamos nuestros sentimientos a la vez que procreamos -aunque los avances en medicina reproductiva han permitido separar la concepción del encuentro sexual en los casos de infertilidad.
La función sexual, por lo tanto, podríamos decir que tiene tres principales funciones, dar y recibir placer, el encuentro íntimo entre dos personas que se quieren y se respetan y la función reproductiva.
Una fuente de estrés
La condición de infertilidad es considerada como una fuerte fuente de estrés personal, porque inevitablemente, produce un impacto tanto en el funcionamiento emocional y diario de las/los pacientes, como en su salud sexual. En el caso de que la pareja presente dificultades relacionadas con su fertilidad, es probable que la experiencia de intimidad sexual sea experimentada de manera alterada por ambos miembros de la pareja.
En algunos casos, la infertilidad pone de relieve problemas sexuales o de pareja que existían incluso mucho antes del diagnóstico de infertilidad; sin embargo, en otros casos, las dificultades sexuales de las parejas infértiles son el resultado de las relaciones sexuales planificadas, la presión y sensación de vivencia sexual similar a prestar un servicio bajo la demanda del médico y la presión del rendimiento reproductivo experimentado por la pareja infértil.
En otros casos, las disfunciones sexuales pueden ser un síntoma de problemas en la relación de la pareja y en estos casos el uso de técnicas de reproducción asistida puede representar el “camino más corto” a la reproducción sin tener que lidiar con los problemas de pareja y sexuales existentes en la relación.
Es muy importante tener en cuenta que confiar en los tratamientos de reproducción asistida puede promover en nuestros pacientes la separación entre la propia vivencia sexual y la capacidad reproductiva, exacerbando la distancia emocional y sexual entre la pareja. Por este motivo, es muy importante ayudar a ambos miembros, a mantener estos dos aspectos juntos y no renunciar a su dimensión relacional íntima.
Por lo tanto, podemos decir que las causas de la disfunción sexual en las parejas con diagnóstico de infertilidad, se pueden dividir en: descubrimientos accidentales de dificultades sexuales en casos de diagnósticos de infertilidad; o también, en el propio diagnóstico de infertilidad, que puede ser el causante de los problemas sexuales.
La ayuda sexológica
La intervención sexológica es particularmente útil y eficaz en aquellos casos en los que las dificultades sexuales de la pareja se han convertido en una fuente primaria de estrés individual y de la propia pareja. Sin embargo, es deseable dejar un espacio amplio y libre para la discusión sobre la sexualidad en las consultas, incluso para aquellas parejas en las que la sexualidad no parece ser un tema clínico de importancia central; de hecho, minimizar el espacio que ocupa la sexualidad en nuestros pacientes, puede fortalecer la impresión en las parejas de que la sexualidad debe ser separada de cualquier forma de intervención dirigida a su fertilidad.
En general, el sentir mermada la capacidad reproductiva, más cuando se desea tener descendencia, provoca en la pareja sentimientos de no valía y de ansiedad que de por sí pueden interferir en una vida sexual sana. Si la dificultad de procrear se centra en un miembro único de la pareja, se le añaden sentimientos de culpabilidad que también están reñidos con el erotismo.
El estrés, la presión psicológica y los procedimientos invasivos asociados con los tratamientos de infertilidad pueden afectar la autoestima, el deseo y el desempeño sexual. La necesidad de sexo «obligado» puede causar disfunción sexual. Para que la concepción tenga lugar, el hombre debe eyacular. Como resultado de la infertilidad y su tratamiento, los hombres pueden sufrir dificultades con la erección o con la eyaculación de manera transitoria, y las mujeres pueden no alcanzar el orgasmo por no darse la entrega a sentir el placer sexual. Ambos miembros de la pareja pueden experimentar una disminución del deseo sexual.
Para muchas parejas infértiles «hacer el amor» se transforma en «hacer hijos» y lo que era un juego que se disfrutaba pasa a ser un deber, perdiéndose en parte la emoción de la intimidad sexual. Los contactos sexuales con todos estos ingredientes, se limitan al objetivo de tener un bebé, recordando en todo momento el sufrimiento que provoca la dificultad para concebir un hijo. Así pues, se pierde toda la espontaneidad y desinhibición que necesita el sexo para resultar placentero y fortalecedor de la intimidad de la relación amorosa.
Por todo esto, cada vez más, los profesionales de la sexología y los equipos de profesionales multidisciplinares nos unimos en los centros de fertilidad. Algo muy importante para poder realizar las valoraciones necesarias y el seguimiento de las parejas o pacientes que se someten a tratamientos de reproducción asistida y para realizar tanto terapia de pareja como sexológica si fuera necesario.